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Sarkozy redobla la presión sobre la policía para lograr expulsar a 25.000 inmigrantes clandestinos

La popularidad del presidente francés desciende, mientras despega el socialista Bertrand DelanoëLa Vanguardia, 2007-09-13
Sarkozy ha llamado al orden para que el objetivo de expulsar este año a 25.000 inmigrantes clandestinos sea cumplido a rajatabla. Por ahora, el ritmo está por debajo de lo fijado por el presidente francés, que según un último sondeo empieza a acusar una cierta erosión. El político más popular ya no es él, sino Bertrand Delanoë.
LLUÍS URÍA – PARÍS. Corresponsal
Nicolas Sarkozy se comprometió a expulsar a 25.000 inmigrantes residentes clandestinamente en Francia en el 2007 y tendrán que ser 25.000. Ni uno menos. Así lo ha transmitido el presidente francés a los responsables de la política de inmigración, ante la evidencia de que el ritmo de expulsiones registrado durante la primera mitad del año –unas 11.000 a finales de julio– está claramente por debajo de los objetivos. Sarkozy leyó abruptamente la cartilla al ministro de Inmigración e Identidad Nacional, Brice Hortefeux, a la vuelta de las vacaciones y ayer este último reunió a una veintena de prefectos para amonestarles por el bajo nivel de cumplimiento de las cifras fijadas para sus respectivos departamentos. Entre ellos estaban los de París y algunos de la populosa banlieue de la capital francesa, como Sena-Saint-Denis, Val-de-Marne y Altos del Sena.
Siendo ministro del Interior, Nicolas Sarkozy ordenó en el 2006 la expulsión de 22.000 inmigrantes clandestinos, una cifra que representó en ese momento un aumento espectacular del 55% respecto al año anterior. Como presidente de la República, quiere seguir esta progresión. El problema –estadístico– con el que topa el nuevo Gobierno es que, desde este año, los ciudadanos búlgaros y rumanos se han integrado en la Unión Europea y, en consecuencia, ya no pueden ser objeto de deportación. Los rumanos, en concreto, representaban hasta el 30% de los expulsados. Tales argumentos no han hecho mella en el presidente, que ha hecho de la firmeza en la lucha contra la inmigración clandestina –se calcula que en Francia viven entre 200.000 y 400.000 extranjeros en situación irregular– uno de los ejes de su política.
La fijación de cuotas de expulsión de inmigrantes sin papeles ha sido ampliamente contestada por los partidos de izquierda y por las asociaciones de derechos humanos, y es rechazada también por los sindicatos de la policía, que creen fuera de lugar fijar cifras cuando se trata de personas. La policía teme también un nuevo aumento de la presión sobre los agentes que están en las calles, enfrentados asimismo a un aumento de la violencia urbana. “Se pide a los policías que vayan a controlar en los restaurantes, en las obras, ¡hasta en las viñas!, la tensión sube de forma permanente”, se quejaba ayer Joaquim Masanet, secretario nacional del Unsa, principal sindicato de la policía.
La dificultad de alcanzar el objetivo fijado en lo que a número de inmigrantes expulsados se refiere no es el principal problema de Nicolas Sarkozy, que se enfrenta a obstáculos más importantes para cumplir los objetivos en materia de crecimiento económico. La OCDE y la UEhan revisado a la baja las expectativas de crecimiento de Francia para este año –situándolas por debajo del 2%–, mientras que el Gobierno se esfuerza en mantenerlas entre el 2% y el 2,5%. Lo cierto es que el “choque de confianza” que el presidente francés quiso dar con su primera oleada de reformas no ha tenido ninguna traducción económica.
Quizá por ello, y ante la perspectiva de importantes conflictos sociales en los próximos meses –con los enseñantes, por el recorte de 11.200 plazas; con los trabajadores de las empresas públicas, por la reforma de los sistemas especiales de pensiones–, la popularidad de Nicolas Sarkozy ha empezado a acusar una cierta erosión. Un nuevo sondeo de Ifop para Paris Match constata una caída de 5 puntos de la confianza de los franceses en su presidente –aunque no obstante se mantiene alta (62%)– y aún más clara en el caso del primer ministro, François Fillon, que cae 9 puntos (hasta el 53%). Sarkozy, según esta misma encuesta, ha bajado al séptimo puesto entre los políticos más populares (66%), mientras que el primer lugar pasa a ocuparlo el alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë (76%). Un dato que retener ante el proceso de renovación del PS.c
Fuente: http://medios.mugak.eu/noticias/noticia/112835

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